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Bringing Back the Magic: A Transformational Memior
Los picotazos: el gran enfrentamiento
por Margaret T. Wright

Si el dueño no se ubica como el líder de la bandada, su loro lo reemplazará. No comienza como una necesidad de ser dominante. Pero en su medio natural, si no hay un líder de bandada, todo el grupo puede morir; ser comido. Por lo tanto, en la mente y en el instinto de un pájaro de 450 gramos, como el loro gris africano, alguien tiene que ser el líder.

Según la especialista en comportamiento de aves estadounidense Sally Blanchard, nosotros creamos un mundo "artificial" en donde la mayor parte del comportamiento natural de nuestros loros está bloqueado. Pero algo deben hacer; por lo tanto, al no saber qué hacer, improvisan. El resultado es un "reemplazo de comportamiento", o una sustitución del comportamiento normal que ha sido bloqueado. Si a las aves mascotas no se las guía hacia un "comportamiento positivo", el bloqueo continuo de su comportamiento natural dará como resultado un reemplazo de comportamiento negativo. Y aquí comienza la historia de los picotazos: el gran enfrentamiento.

En realidad no hay nada MALO en este comportamiento, y al pájaro que pica no se lo puede caratular de "feroz". Es normal para un loro el desafiar a otro loro, especialmente si percibe que el otro loro está a su nivel o uno inferior. En la naturaleza, es así como aprenden las interacciones sociales y de bandada. Simplemente no es un comportamiento aceptable en la selva humana. El dueño humano debe reestablecerse como el líder de la bandada y enseñar a su compañero plumífero un comportamiento aceptable para las bandadas humanas.

EL ENFRENTAMIENTO POR PICOTAZOS

Una vez que el líder humano de la bandada comprende las diferentes tácticas de picoteo de su loro, el problema puede ser controlado y quizá prevenido antes de que comience. Es una cuestión de experiencia y de llegar a conocer los estados de ánimo e idiosincracia del pájaro; además deshacerse de cualquier imagen negativa o miedos de que el loro le va a picar. Así, unas pocas técnicas básicas le ayudarán a terminar con la mayor parte de los enfrentamientos por picotazos.

Cuando un loro le pica, el primer paso es decir "¡No!" con voz firme (pero sin gritar), y darle una mirada fea, lo que Blanchard describe como el "mal de ojo", y luego hacer que el pájaro comience a "subir por una escalera": "ARRIBA, ARRIBA, ARRIBA, ARRIBA". Sally Blanchard describe al "mal de ojo" como una mirada que hace que el pájaro se sienta tan humillado, lo peor de lo peor, como estiércol en el fondo de un lago. Los loros son animales sociables y una de sus principales maneras de comunicarse es mediante el contacto visual y el idioma corporal. Un loro gris africano sensible, o cualquier loro, no querrá sentirse como un paria social en su bandada.

Un loro que pica es un desafío al dominio del dueño humano, y si gana, va a tomar el control. La "técnica de la escalera", también aconsejada por Blanchard, es una manera no abusiva de volver a controlar a su loro. Simplemente, es un ejercicio en el cual se hace que el loro se "suba" de una mano a otra, como 10 o 15 veces. Recuerde hacerlo apenas debajo del nivel de los ojos. Este proceso obliga al loro a que se concentre en pasar de una mano a la otra, y a olvidarse que había estado en un enfrentamiento. También hace que el loro sepa que el control ha sido retomado por el dueño. Una vez terminado el ejercicio, es muy importante alabar al pájaro por haber subido: "¡Qué buen pájaro!". Veamos algunos casos de picotazos y cómo evitarlos:

LOS PELLIZCOS DE LOS LOROS BEBÉS

De manera similar a un bebé, éste prueba llevarse todo a la boca, el joven loro gris explora con su pico: le gusta probar y masticar de todo. Cuando el loro gris es muy pequeño, puede que los pellizcos se sientan más como mordiscos. Pero a medida que va creciendo, estos mordiscos se transforman en fuertes picotazos. El loro no se da cuenta que está lastimando a nadie. Después de todo, en la selva, hasta un pellizco fuerte no penetra por lo general debido a las plumas. Pero luego descubre los dedos humanos. ¡Ajá! El humano poco experimentado comete el error de permitir al pájaro bebé pellizcar sus dedos, porque es "lindo" y "no lastima". Entonces viene el gran picotazo ¡y el humano larga un grito horripilante! ¿Y saben qué? El humano poco experimentado ha enseñado al joven loro el PODER de su picotazo.

Los loros son animales dramáticos que chillan por diversión... chillan para comunicarse...chillan para llamar la atención... chillan por chillar. Ésta es una reacción divertida y también así atraen la atención en la selva humana. Sally Blanchard llama a esto la "recompensa dramática". El humano poco experimentado ha recompensado al joven loro por haber picoteado. El joven pájaro cree que ha descubierto un nuevo juego, y el humano cree que el pájaro se ha convertido en un feroz toro salvaje. "He sido bueno contigo. ¿Por qué me has picoteado?"

Nada de esto tenía que pasar... si sólo el "padre suplente" hubiese sabido evitar los mordiscos antes de que éstos se convirtiesen en picotazos. Al ser animales sociables, la aprobación, en especial la aprobación del líder de la bandada, es extremadamente importante; por lo tanto, un firme ¡NO! y una fea mirada de desaprobación habría enseñado al jóven pájaro que esto era algo inaceptable. Entonces reemplace los dedos por juguetes.

NO ME LEVANTES

El humano de poca experiencia va hacia el pájaro, pone su mano a la altura del pecho del pájaro, "ARRIBA". El loro baja su cabeza, como pidiendo una linda caricia en la cabeza. "Ah, ¡qué dulce!" Pero el loro no cierra los ojos, ni mira hacia abajo. Está mirando hacia arriba por le rabillo del ojo para saber si el humano está cayendo en la trampa. El humano comienza a acariciar la cabeza del pájaro, y el loro se da vuelta y le da un picotazo. "¡Ayyy! ¡Pájaro malo! ¿Por qué hiciste eso? Primero eres un dulce, y luego eres un diablo. No me gustas más".

El humano con experiencia en loros grises habría sabido qué hacer debido a que observó el idioma de gestos del pájaro. Habría observado los ojos de su pájaro, y NO le habría acariciado la cabeza. Como la especialista de comportamiento de aves estadounidense Liz Wilson lo llama: la "treta del maldito", debería saber que el loro estaba desafiando su dominio. El humano experimentado habría usado una táctica, tal como el mover la cabeza, para distraer al loro de este enfrentamiento. Habría puesto su mano izquierda a un lado en el aire y la habría movido, y en el mismo instante, habría puesto su mano derecha firmemente frente al pecho del pájaro, "ARRIBA". Esta técnica distrae al loro y le hace olvidar lo que estaba haciendo. Entonces su atención se concentra en lo que la otra mano va a hacer y se olvida. Listo... se sube a la mano humana. "¡Buen pájaro!" Los elogios, elogios y más elogios se derraman sobre la conducta positiva del loro.

¡ME MOLESTASTE!

El loro está comiendo su verdura favorita, o chillando y atacando a su juguete favorito... o durmiendo su siesta tan preciada, pero el humano inexperto decide que

ÉSTE es el momento en que el loro debe subir a su mano: "ARRIBA". ¿Y adivinen qué? Así es, el loro saca la cabeza y le da un fuerte picotazo a su dueño. "¡Déjame en paz! ¡Me molestaste!" Los loros tienen también sus momentos.

El humano experto hubiera pasado por alto todo esto al "emitir". Habría anunciado a su pájaro que lo iba a levantar: "¿Quieres salir?" Esta expresión habría hecho distraer al pájaro de lo que estaba haciendo, pasando la atención al humano. Otra estrategia hubiera sido dejar que el loro gris terminara su comida o continuara jugando, y luego el dueño experto habría dicho que iba a levantar al pájaro."¿Quieres salir?...ARRIBA...¡Buen pájaro!"

¿QUÉ ES ESO?

El humano sin experiencia tiene un poco de miedo de ese pico grande, y no está seguro de levantar a su loro porque "Puede que me picotee". Pone su mano, "¿ARRIBA?" La sostiene a unos pocos centímetros, la encoge y la empuja hacia el pecho del loro. Inseguro de la estabilidad de esa cosa temblorosa, el loro se acerca con su pico para sujetarse del dedo pulgar, para estabilizarse sobre esa cosa que se mueve. Es obvio que loro confundido no se quiere sujetar de algo que podrá desaparecer. El ser humano inseguro se aterroriza, retrayendo su mano, y el loro se sujeta más fuerte aún. Como resultado, el "sujetarse para aquietar la mano temblorosa" termina en un feroz picotazo. El loro no sólo ha aprendido el poder de su picotazo, sino que también ha aprendido a controlar a un ser humano. "Puedo hacer que un ser humano me deje en paz. ¡Mmmmh! Controlar a un humano. ¡Qué juego nuevo tan divertido!". Para el loro, esto es un juego: no tiene la menor idea de que está haciendo algo malo.

El humano experto no permite nunca que este enfrentamiento suceda. Anuncia a su loro gris : "¿Quieres mi mano?" Luego visualiza mentalmente a un pájaro calmo subiendo a su mano sin picotearle, y mantiene una mano firme a la altura del pecho del loro y dice: "ARRIBA". El loro entiende claramente lo que se supone que tiene que hacer y se sube a la mano. No hay problema.

LA COMPETENCIA

Por lo general, los loros grises africanos son leales a un humano en especial, aunque también se los puede entrenar para que tenga vínculos con otros miembros de la familia. Sin embargo, el gran problema es cuando elige a un humano que le es significativo y los otros que no son elegidos se quedan resentidos. "Ese es un pájaro malvado. Hice todo por él…le limpié la jaula y le di de comer… pero eligió a Susana. No me gusta más." Como resultado, el loro no quiere en realidad vincularse con el humano inexperto y afligido. Apenas puede, se estira y picotea a esa persona. Cada vez que Susana está cerca de esa persona, es posible que el loro se estire y picotee a esa persona para alejarla; o puede que picotee a Susana, para protegerla y hacerla que se mueva para poder proteger su territorio. Entonces es cuando los sentimientos de agresión surgen de ambas partes, del ser humano y del loro. La reacción del humano sin experiencia es mostrar más sentimientos negativos (quizá incluso hasta miedo) hacia el pájaro, y posiblemente la convenza a "Susana" para que se deshaga de él. "¡Es el pájaro o yo!"

El humano experto reaccionaría de una manera diferente. No se lo toma de una manera personal. Sabe que el loro gris no eligió a "Susana" por maldad, y también sabe que la relación podría mejorar mucho, si trabaja con el pájaro. Sabe que debe crear su relación personal directamente con el loro. "Susana" no puede hacer que el pájaro guste de él. Por lo tanto, el humano experimentado y Susana crean un plan para ayudar a que esta persona trabaje con el loro. Susana saca al loro de la jaula y lo pone sobre un soporte en forma de T en una habitación neutral, y luego ella se retira. El humano experto entra en la habitación con un "regalito" especial para el loro, y luego comienza a hacer la técnica de ARRIBA/ABAJO y la de la escalera, elogiándolo abundantemente. Realiza este ejercicio varias veces al día con intervalos de 15 minutos, durante muchos días, semanas, y posiblemente meses. Aunque puede que no se convierta en la persona importante como lo es Susana, podrá desarrollar una relación en donde el loro se suba a su mano sin picotearlo, tanto frente a Susana como cuando ella no está. Pero uno nunca sabe; los loros grises son famosos por cambiar de aliados y quizá Susana tenga que trabajar con el loro en la habitación neutral.

PICOTAZO POR MIEDO : TE TENGO MIEDO

Algunas veces el loro picotea porque tiene realmente miedo. Puede que sea un loro gris recién capturado que aún no ha establecido un fuerte vínculo de confianza, o un pájaro que ha sufrido un trauma importante y se ha vuelto fóbico, o un loro que ha tenido una mala experiencia con un ser humano específico y que no quiere estar cerca de esa persona. El loro tiene un gran temor, y se lo debería tratar de manera diferente a los otros. El primer paso es darse cuenta que el pájaro tiene miedo y que se debe establecer la CONFIANZA antes que la disciplina.

El ser humano experimentado sabría usar las mismas técnicas descriptas anteriormente en un artículo llamado "Domesticando a un loro gris salvaje". Lo esencial es dejar que el pájaro se suba a un nivel más alto que la persona y la persona debería mirar hacia abajo y hacia otro lado, para hacer que el pájaro se sienta más confiado (si el pájaro está en la jaula, siéntese en una silla debajo de la jaula); permanecer tranquilamente en la misma habitación del pájaro, hablándole y silbando/reaccionando a sus sonidos; dejarlo salir lentamente de la jaula y que se sienta cómodo al tomar un bocadillo de su mano; y luego trabajar con él en un soporte en forma de T y entrenarlo con un palillo y luego con las técnicas de domesticación de manos. Este proceso requiere de paciencia y mucho tiempo. En el futuro habrá un artículo que trata sobre cómo tratar a los pájaro fóbicos.

MÉTODOS QUE NO FUNCIONA

Nunca, repito, nunca use la violencia para disciplinar a su loro. Además del hecho que lo podría lastimar, un loro jamás entenderá el concepto de que se le está enseñando ya que, por lo general, los loros no usan la violencia contra los miembros de la bandada en su medio natural. El único mensaje que captarían es que NO confiarán en usted otra vez. Otra estrategia que tampoco funciona es poner al loro en su jaula o en una habitación oscura (posiblemente cubriéndolo también). Luego de haber enseñado al loro algo y de haber caminado por la habitación para "PONERLO" en la jaula, el pájaro se ha olvidado por qué ha hecho eso. Todo lo que entenderá es que lo picoteó a usted y obtuvo esta recompensa: "¡Qué divertido!" Otra "recompensa dramática", como la llama Blanchard, es gritar "¡NO!" y moverles el pico. Los loros "luchan con los picos" cuando juegan, por lo tanto, esto es por lo general percibido como otra reacción del tipo "¡qué divertido!", en lugar de una medida disciplinaria.

EL ÚLTIMO RECURSO

"Qué pasa si he intentado todas las técnicas ‘correctas’ que se han mencionado y ninguna funciona. Mi pájaro se posa en mi mano y me picotea hasta el alma. ¿Qué hago?" La respuesta como último recurso es poner a su loro en el piso; déjelo que se quede ahí sorprendido por algunos segundos; diga "¡No!" mientras lo sube y luego hágale hacer la técnica de ARRIBA/ABAJO de la escalera de la cual hablamos anteriormente. Esto NO quiere decir que vaya a arrojar el pájaro al suelo; dije póngalo, colóquelo, en el suelo. Arrodíllese y póngalo en le suelo. Otras técnicas más abusivas y molestas como arrojar el pájaro al piso o tirarle agua en su cara pueden convertir a un loro gris africano ya nervioso y confundido en algo mucho peor. Usted le dará el mismo mensaje, así como le ayudará, al usar esta técnica no abusiva. Al loro no le gusta que lo pongan en el suelo, y usted se convierte en su salvador cuando lo levanta. Sin embargo, asegúrese de usar el sentido común. Si tiene otro animales o niños curiosos que andan dando vueltas por la casa, puede que el piso sea un lugar peligroso para su pájaro.

CONCLUSIÓN

Nuevamente, nuestros loros están viviendo en ambientes "artificiales", totalmente extraños a sus instintos en su ambiente natural. Cuando no se les ponen reglas y guías adecuadas a seguir, improvisan y por lo general acuden a comportamientos negativos, tales como el picotear. Hay veces en que el picoteo es más severo, como cuando está en la etapa de "los dos años terribles" y el loro siente que está en control de su vida. Sin embargo, en ningún momento debe desalentarle el picoteo. Esperar que el loro deje de tener su mal comportamiento no va a funcionar, porque debe aprender a través de maneras positivas cómo tener un reemplazo de comportamiento "positivo"en lugar del "negativo". Una vez que el loro entienda y que usted le provea de una continua "guía llena de cuidados", su comportamiento mejorará. Y no hay nada más especial que vivir con un loro gris africano seguro y de buen comportamiento. 

Margaret Wright es la directora de Grey Play Round Table, una revista para los aficionados de los loros grises africanos. Este artículo fue publicado por primera vez en el número de octubre de 1996 de la revista Bird Talk.

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